Jerónimo López-Salazar Martínez

Jerónimo López Salazar Martínez, Ciudad Real, 14-02-1899 - 10-05-1979. Fue un profesor, escultor y pintor español que desarrolló su obra en Ciudad Real, Madrid, Cuevas del Almanzora.

Jerónimo López-Salazar Martínez

Desde niño siente una gran afición por la escultura. Antes de cumplir los 8 años, sus padres le llevan al taller de Modesto Cabildo para que aprenda el oficio. A los 10 años está matriculado en el instituto de Ciudad Real, el profesor de dibujo es Feliciano Martín Cañamero y en su clase modela la obra titulada El Divino Maestro. En 1911 asiste al curso inaugural de la Escuela de Artes y Oficios de Ciudad Real. En el aula de Modelado y Vaciado conoce a Julio Antonio, máximo representante del realismo ibérico, que realizó en el centro los vaciados de Los Héroes de Tarragona. En 1913 se matricula en la Escuela de Valencia y gana el Premio Extraordinario del alumnado en 1914, además de medallas, y accésit.

En 1915 prosigue sus estudios en Madrid en la Escuela Especial de Pintura Escultura y Grabado. El catedrático de escultura es Miguel Blay que pronto se percataría del potencial artístico de Jerónimo y que se convertirá en su más acérrimo defensor, cuando la Diputación de Ciudad Real le retire la pensión a nuestro joven escultor y sin medios económicos deba regresar a su ciudad. Miguel Blay encabezará una serie de cartas publicadas en la prensa en defensa del joven artista, además va personalmente a ver a Carlos Vázquez para que "utilice su prestigio ante las autoridades locales a favor de su joven e interesante paisano". Esta iniciativa de Miguel Blay y Carlos Vázquez es seguida por Ángel Andrade, Tomás Argüello y Enrique de la Lastra entre otras personalidades para que la Entidad Provincial restituya esa beca que permita a López-Salazar continuar formándose. Qué un jovencito de 17 años, huérfano, sin medios, ni familiares influyentes y sin más avales que sus palillos de modelar, tuviera tantos apoyos, fue una inyección moral que hizo que se reafirmara en su condición artista.

Entre 1916 a 1926 se desarrolla su etapa madrileña, son años muy intensos, en los que la prensa le nombra en diversas ocasiones y su obra aparece fotografiada en los catálogos de los certámenes nacionales y en la prestigiosa Gaceta de Bellas Artes. Se presenta por primera vez a la Exposición Nacional de 1920, cuando cuenta con 21 años y obtiene premio en la sección de Escultura con Tomás el Místico o el Filósofo Místico.

Su estilo se consolida entre el realismo ibérico de Julio Antonio ( El poeta Colás, el boceto del Monumento a Cervantes, La mujer de Caracuel y el referido Filósofo Místico) y las influencias modernistas de Miguel Blay (Aurora, La Primavera, El Triunfo de la Muerte y Gloria Morayta). Asiste a las tertulias de los cafés madrileños y visita a Julio Antonio unos meses antes de morir en su estudio. Entre los años de 1917 a 1919 dibuja todas las estancias del Casino de Madrid. Son unas limpias y minuciosas láminas en las que invirtió mucho tiempo y han quedado como documento histórico de las salas y de la decoración de prestigiosa entidad lúdica en la segunda década del siglo XX.

Como alumno de Bellas Artes, es seleccionado para hacer un viaje a Andalucía y Murcia para estudiar la obra de los imagineros de esas regiones, al grupo les compaña, el nuevo director de la Escuela de Pintura Escultura y Grabado, Miguel Blay. En 1926 López-Salazar es becado por la Diputación de Ciudad Real para ampliar estudios de Escultura en París y en Italia. Desde Roma envía como trabajo de pensionado la obra de Joven desnudo. (Fondos de la Diputación de Ciudad Real) y en la Ciudad Eterna visita al director de la Academia Española de Bellas Artes, Miguel Blay.

La Alegoría de la Primavera de Jerónimo López-Salazar Martínez

Jerónimo, aunque desde los 13 años reside fuera de Ciudad Real y no regresará de manera definitiva hasta los 37 años, nunca perdió el vínculo con su ciudad, pues allí vivían su madre y su hermana, que visitaba siempre que podía; además colaboraba como ilustrador de la revista Vida Manchega, se presentaba a algunos concursos, como el del Monumento a Cervantes, del que quedó como único finalista y también hizo algunos encargos como La Alegoría de la Primavera (parque de Gasset), la primera estatua de un proyecto de las Cuatro Estaciones y único desnudo que permaneció expuesto en la ciudad desde 1925, que a pesar de ser un tema polémico, debido a moralidades dispares a lo largo del siglo XX, esta obra fue respetada siempre por todos y estuvo expuesta en el referido espacio, aunque con ubicaciones diferentes.

Entre los años 1927 a 1931, reside de manera temporal en Ciudad Real. Ángel Andrade le propone como ayudante gratuito de su asignatura de Dibujo en el Instituto de Ciudad Real. Hacen juntos algunos encargos para cofradías, entidades y casas particulares. Otras veces Jerónimo trabaja en solitario: Los relieves de la imprenta de Enrique Pérez, el Busto de Andrade, un proyecto de Arte Decorativo para la remodelación del Casino de Ciudad Real, los bocetos de los monumentos de Gasset, de José Cruz y el relieve para la farola homenaje al alcalde José Maestro, entre otros. Los domingos salen a pintar al campo. En estas excursiones domingueras Andrade hace las tablillas de su tercera etapa, mientras que Jerónimo pinta paisajes del natural, pero a la acuarela. Un contrato como profesor de Dibujo en el instituto de Cuevas del Almanzora, hace que nuevamente abandone la ciudad y se vaya a aquella prospera localidad, que sustenta la minería y construye bellos palacetes modernistas. Allí permanecerá desde 1931 hasta 1935. Durante estos años que vive en el levante almeriense sigue esculpiendo, el museo de Almería le encarga que restaure un torso y un capitel aparecido en la zona del valle del Almanzora. De su estancia en Cuevas ha quedado un recuerdo imborrable, un busto en barro cocido del poeta José Álvarez de Sotomayor, que preside la entrada del museo, que sus paisanos han dedicado al ilustre escritor y también se exhibe en las salas interiores, la escayola del mismo.

En agosto de 1935 obtiene el segundo premio de Escultura del concurso de la prensa, convocado en Ciudad Real, con el relieve El Triunfo de la Muerte. Además sigue trabajando el tema del desnudo. Pasa la guerra civil en su localidad natal, recibe algunos encargos de arte efímero para la ornamentación de las verbenas de verano y colabora como ilustrador en el periódico Pueblo Manchego en los Dibujos de Guerra, testimonio gráfico y directo desde las trincheras de la contienda. En 1937 es profesor de la Escuela de Artes y Oficios de Ciudad Real, primero de Dibujo Lineal y en 1939 de Modelado y Vaciado. En su aula están matriculados dos alumnos que siempre le recordaron con cariño, Manuel López Villaseñor y Joaquín García Donaire.

Jerónimo había subido al camarín de la catedral para dibujar la imagen y el ajuar de la Virgen del Prado. Esta talla fue quemada al comienzo de la guerra civil y en 1940, inspirado en la destruida, hizo un boceto de igual tamaño para presentar a la cofradía, que se planteaba encargar una nueva imagen, pero este proyecto quedó eclipsado ante la propuesta mediática de Carlos Vázquez de proponer al escultor catalán Navarro para realizarla y además, el mismo Vázquez se ofreció para darle la policromía. El catedrático y posterior cronista de Ciudad Real don Julián Alonso encarga a López Salazar que haga una réplica de su proyecto, pero de menor tamaño y es la que se halla en la Casa de la Iglesia de Ciudad Real.

Como imaginero hizo otros proyectos para cofradías de Pasión y de Gloria: para Las Palmas, La Oración en el Huerto, el Descendimiento y el antiguo Cristo de la Piedad, que se exhibe en la parroquia de la Merced, junto con los dos altares del crucero, firmados por nuestro escultor. En 1946, vuelve a presentar de nuevo, su imagen de la Virgen del Prado a la hermandad, otro proyecto para la de San Antón y para la de San Isidro, que presidió la procesión con una imagen de nuestro escultor hasta 1962 y también hizo un San Jerónimo. En 1953 diseñó el paso de la Hermandad del Cristo del Perdón y de las Agua. Alternó su faceta de imaginero con otra de temática animalística y con ella gana el premio de Escultura en la Exposición de Valdepeñas de 1946 con la obra titulada Toro. Entre otras obras de este género están: Cervatilla, El último desarme y Tres elefantes realizados en los 50. En esta década comienza a sustituir los palillos de modelar por la acuarela, que desarrollará con intensidad en la década de los 50, 60 y 70.

En 1950 se casa con la nueva directora de la Biblioteca Isabel Pérez Valera, perteneciente al cuerpo facultativo de Archivos, Bibliotecas y Museos. Ese mismo año ingresa en el Instituto de Estudios Manchegos y obtiene por oposición la plaza de profesor de Término (catedrático) de Modelado y Vaciado.

En 1953 es nombrado director de la Escuela de Artes y Oficios de Ciudad Real y consigue aquello que tanto habían anhelado sus antecesores en el cargo, un nuevo edificio para albergar el centro artístico docente. El tándem cultural formado por el matrimonio dejó huella en la ciudad, además de conseguir nuevas sedes para los centros que ellos dirigieron. Ambos tuvieron que ponderar muchas sensibilidades y enfrentarse a la rancia moral de la época, para favorecer a la independencia de la cultura y del arte en unos momentos tan delicados para la libre creación, como fueron los años 50 y 60 del siglo XX. La ciudad se lo agradeció a los dos, cuando Jerónimo se jubiló en 1969, el Ministerio de Educación y Ciencia le nombró director honorario de la Escuela de Artes de Ciudad Real y el claustro de profesores del centro pidió que se recordara a su impulsor con una placa en la fachada del nuevo edificio. Posteriormente, cuando murió Isabel, en 1976, el Ministerio de Educación y Ciencia del gobierno de Adolfo Suárez, dispuso que el nombre de la Biblioteca Pública de Ciudad Real se llamara Isabel Pérez Valera. El tributo que tuvo que pagar López Salazar ante sus nuevas ocupaciones, fue el abandonó paulatinamente la escultura, pues tan sólo hizo algunos retratos y un Cristo en madera de abedul. Isabel muere en 1976 y Jerónimo hizo su última obra, un busto de Cervantes para la Biblioteca, que lleva el nombre de su mujer y que entregó en 1978. Como conservador de las obras artísticas de la Diputación, tiene un cometido más, que es el de inventariar los fondos artísticos del Palacio Provincial de Ciudad Real, que publica en un catálogo con una breve reseña de sus autores.

Falleció el 10 de mayo de 1979 a los 80 años.

Fuente: Wikipedia