Inocente Hervás y Buendía

Inocente Hervás y Buendía, Torralba de Calatrava (Ciudad Real), 28-12-1842 – Ciudad Real, 06-10-1914. Sacerdote, teólogo e historiador especializado en la historia de La Mancha.

Hombre de gran erudición, Inocente Hervás es un claro ejemplo de la figura del “clérigo-historiador”, tan característica de la historiografía española del siglo xix, aunando sus tareas parroquiales con sus investigaciones, centradas en el estudio de la historia de su país (entendido como tierra natal) y en la importancia de la religión en el transcurso de la historia. Con una concepción providencialista de la historia, se apoyó en los métodos del positivismo y en los avances de las ciencias auxiliares para realizar sus estudios históricos.

Su vida y pensamiento estuvieron muy influenciados por su hermano mayor, Julián, que llegó a ser deán de la catedral de Mondoñedo, el cual le pagó los estudios en el seminario de San Ildefonso de Toledo; graduándose como licenciado en Sagrada Teología en 1867, se ordenó sacerdote el 19 de septiembre de 1868.

En 1878 se creó la Diócesis Prioral de las Órdenes Militares y en su primer concurso de curatos obtuvo el de Granátula de Calatrava, iniciando su peregrinar por distintos pueblos y parroquias de la provincia de Ciudad Real. Durante su estancia en Granátula inició sus investigaciones históricas, publicando Oreto y Nuestra Señora de Zuqueca, que le sirvió como mérito para ser nombrado correspondiente de la Real Academia de la Historia el 13 de enero de 1888.

El tiempo que le dejaban libre sus tareas parroquiales lo ocupó en constantes visitas a restos arqueológicos, archivos, bibliotecas e iglesias de la provincia que, junto a las informaciones que le enviaban sus amigos, dieron como fruto la publicación, en 1890, de su principal obra, el Diccionario Histórico Geográfico de la provincia de Ciudad Real, así como la publicación de otras obras menores y su colaboración en la prensa periódica. El Diccionario, de gran éxito en su época, lo corrigió y amplió en sus siguientes ediciones, quedando inconclusa la tercera edición.

Su pensamiento evolucionó desde presupuestos carlistas hacia posturas más moderadas, influido por los postulados del cardenal Sancha (defensor de la cooperación de la Iglesia con el Estado para conseguir la paz social y la regeneración de España) y por la doctrina social de la Iglesia (en 1892 se publicaba la Rerum Novarum). Participó en proyectos para mejorar las condiciones de vida de la población, que se plasmaron en la creación de escuelas, hospitales y círculos católicos de obreros.

En El Tribunal y Consejo de las Órdenes Militares mostró su defensa y obediencia a las jerarquías eclesiásticas.

Activo miembro de la Comisión de Monumentos Históricos y Artísticos de la provincia de Ciudad Real, fomentó y participó en hallazgos arqueológicos, restauró iglesias e imágenes religiosas, organizó y catalogó archivos y bibliotecas.

Impulsor y benefactor del seminario de Ciudad Real (costeó matrículas y pensiones y donó más de mil quinientos volúmenes para su biblioteca), ocupó la cátedra de Historia Eclesiástica, asignatura que impartió hasta 1905, actividad docente que le llevó a elaborar un manual para facilitar el aprendizaje de sus alumnos, Resumen de Historia Eclesiástica, que ampliaba al doble de su extensión en la 2.ª edición.

En 1914 moría como decano del clero provincial de Ciudad Real.

Autor: Fidenciano Márquez Ruiz de Lira

Fuente: https://historia-hispanica.rah.es/