Diccionario histórico geográfico, Hervás y Buendía (1)


Hervás y Buendía, Inocente. Diccionario histórico geográfico, biográfico y bibliográfico de la provincia de Ciudad Real. Ciudad Real, 1914

CIUDAD REAL

El Rey D. Alonso el Sabio, llenando un alto fin político de tener en el Campo de Calatrava una plaza, que á la vez que se daba la mano con Toledo y Córdoba, contrarrestara el poder y pujanza de la ya temida Orden de Calatrava, determinó fundarla en el término de Alarcos, antigua ciudad de Oretania, conservada en el señorío realengo ó de la Corona de Castilla, bien á pesar de las ambiciones de la Orden y sin tener para nada en cuenta sus pretendidos derechos.

Siendo inútiles cuantos esfuerzos habían hecho los Reyes por repoblar á Alarcos desde su reconquista en 1212, porque lo insano del lugar retraía á los pobladores ó alejaba prontamente á los que en él intentaban fijar su asiento; Alonso X concibió la feliz idea de crear una "grand Villa é bona: é que consservasse, é tuviesse entre todos por fuero, é que fuesse cabeza de toda aquella Tierra” en una de sus aldeas llamada el Pozuelo de Don Gil, al que hizo variar este nombre. por el de Villa Real.

Con el objeto de llamar pobladores á aquel lugar, concedióles D. Alonso los privilegios y franquicias siguientes: "E yo sobre dicho Rey D. Alonso. doles, i otorgoles para siempre jamas, é á todos los moradores, que fincassen en Villa Real, la sobredicha, e entodo su termino, que hayan el fuero de Cuenca en todas cosas. E do de mejoria á los Cavalleros, que ayan aquellas . franquezas en todas cosas, que han los Cavalleros, de Toledo, é quítoles, é franqueoles á todos comunalmente, que non cien Portadgo en ninguna de las partes de nuestros Reynos, sacando en Sevilla, é Toledo, é Murcia, en que quiero que lo den. E do á esta Villa sobre dicha, que aya por Aldeas, é por Termino Zuheruela, é Villar del Pozo, é la Figueruela, é Poblet, é Alvalat, en todos sus términos.... Fecha la Carta en Burgos por mandado del Rey, siete días andados del Mes de Febrero, en Era 1293 ---año 1255 ---

Para explicar satisfactoriamente cómo pudo cumplirse la predicción del rey Sabio, de convertir el pobre lugar de Pozuelo de Don Gil en grande y poderosa villa, precisa el que antes de dar cuenta de otros muchos privilegios con que fue enriquecida por la generosidad de los Monarcas de Castilla, vamos á conocer el mejoramiento social, que adquirían sus moradores con a mencionada carta y al gozar del Fuero de Cuenca con los nuevos y extensos términos; que le fueron agregados. Ya fuese este importante fuero dedo por Alfonso XI de Aragón a Teruel, como quiere Muñoz Romero, ó ya por Alfonso VllI á Cuenca, como pretende Martínez Marina, ello es, que en la legislación antigua, "ninguno hay comparable con el, ora se considere la autoridad y extensión que tuvo este cuerpo legal en Castilla, ora la copiosa colección de sus leyes, que se puede reputar como un compendio de derecho civil. Era este fuero tan respetable en tiempo de Don Alonso el Sabio, que o solamente le manejaban y estudiaban los jurisconsultos, sino que también cuidaban de cotejar sus leyes con las de aquel Rey. Los famosos fueros de Consuegra, Alcázar, Alarcón, & están tomados literalmente de este. No es menos notable el privilegio de los Caballeros de Toledo, del que igualmente habían de gozar los hidalgos de Villa Real. No pagaban éstos diezmo ni tributo alguno al Rey, ni a señor de la tierra, ni á otro alguno; y tanto de lo que labraren en heredad ajena, tonto de sus bienes propios, habían de estar libres é inmunes de toda exacción ó gravamen. La tendencia de los caballeros de Calatrava a residir en Villa Real, la que inútilmente combatieron los Capitulos Generales, los Maestres y Reyes, a más de la mayor comodidad y holgura que les prestaba su crecido vecindario, radicaba en estas inmunidades y franquicias.

La Crónica de Alfonso X consagra un capitulo á la fundación de Villa Real, y si no fuera común entre los historiadores, que el cronista del Rey Sabio llenó de fábulas su obra. bastaría á demostrarlo lo que á Ciudad Real concierne. El P. Mariana, que fielmente le siguió, incurre en los mismos errores. No acertó tampoco el sabio jesuita al decirnos, que al fundar el Rey de Castilla á Villa Real, "pretendía en esto, que por estar este pueblo asentado en la raya de Andalucía, sirviese como de un fuerte ó baluarte, para impedir las entradas de los bárbaros, y para que dende los nuestros hiciesen correrías y cabalgadas; pues ni Villa Real estaba cercano á la frontera, ni su posición tiene ninguna de las condiciones que e exigía la estrategia militar de aquel tiempo, para constituir una plaza de guerra. El pensamiento que impulsó á los Reyes de Castilla, para repoblar, aunque sin resultado, á Alarcos, y el que movió á D. Alonso á fundar á Villa Real sobre la aldea Pozuelo, consignado queda ya, y lo ha de comprobar suficientemente su historia y hasta si se quiere su nombre, no exento de marcada significación.

Ordenó Alfonso X á los de Villa Real que á la vez que construían sus casas levantaran también su Alcázar, autorizándoles para sacar libremente maderas para estas obras de todo el Campo de Calatrava; y por que los de la Orden vieron siempre con malos ojos la predilección é interés con que el Monarca de Castilla atendía á esta nueva población y trataran de estorbarla por todos los medios que estaban á su alcance, prohibeles el Rey bajo rigorosas penas, que impidan á sus vasallos y á los de fuera de la Orden el venir á poblar á Villa Real y á los concejos de Cuenca, Alcaraz y Alárcos les da a saber el privilegio que aquéllos tenían de poder libremente sacar madera, de sus términos para edificar sus casas --1263-- El desorden y desgobierne, característico á aquel reinado y las poderosas ambiciones coaligadas contra la nueva población hicieron, que estas franquicias no fuesen en todo tiempo respetadas, y sin fuerzas, ni prestigio la autoridad real para hacerse obedecer, los nuevos pobladores de Villa Real confiaran á las armas y á su valor la defensa de sus queridos fueros, obligando á la poderosa Orden de Calatrava á capitular, sancionando su primer convenio en Calatrava la Vieja doce años después de haber recibido del Rey Alfonso X sus privilegios.

Este Monarca pudo ya habitar su Alcázar, cuando se dirigía á guerrear contra el rebelde musulmán, y a su primogénito D. Fernando dióle igualmente albergue, cuando congregando todas las fuerzas cristianas intentaba contener a Jacub, el cual como torrente furioso, sembró la desolación y la muerte en Andalucía, amenazando también á Castilla. El Infante sintió aquí los primeros síntomas de la enfermedad cruel, que á los pocos días había de concluir con su vida, muriendo el 25 de Julio de 1275; "lleváronle á enterrar á las Huelgas de Burgos, dice la Crónica, ca allí avía el escogido su enterramiento”. El infante D. Sancho, segundo hijo de D. Alfonso, que desde Burgos venía también á la guerra con gran refuerzo, supo en el camino el fallecimíento le su hermano y á marchas forzadas se dirigió á esta villa, y, ganando de Lope Diaz de Haro y demás ricos hombres y caballeros, que, afín aquí se encontraban, se hizo proclamar heredero del Reino, á la vez que enviando á todas partes refuerzos, atendía á las necesidades de la guerra, demostrando ya, aun cuando sólo contaba 18 años, su gran esfuerzo y la ambición que alimentaba en su pecho.

Esta pasión, que era la nota dominante de su carácter, era alentada por los desaciertos de su padre en el gobierno de la nación y descontento de la nobleza. No podía ignorar D. Sancho, que á esta aguijoneaba en su rebelión contra el Rey su padre su insaciable ambición, y por esto, para atraer á los nobles á su partido, no escaseó las mercedes, ni escatimó las promesas. La Orden de Calatrava tomó no pequeña parte en estas revueltas, y como quiera, dice la Crónica de Alfonso XI, que desde la fundación de Villa Real, 'trabajaba de facer mucho mal et mucho daño á los de Villa Real porque eran del Rey, otros¡, porque faciendoles el mal se herniaría aquella: bien fuera que pusiese, por precio á su adhesión a los tenebrosos planes del hijo rebelde la cesión de esta codiciada villa ó que D. Sancho, para mejor atraer á su partido elemento tan influyente y poderoso, la ofreciese, ello es, que hallandose en Córdoba á 7 de Agosto de 1280, expidió el documento siguiente: “Sepan quantos esta Carta vieren. como yo Infante Don Sancho..... por facer bien, é merced á vos Dan Joan Gonzalvez Maestre de la Orden y Caballeria de Calatrava, é á la Orden desde mismo lugar, dovos la villa de Villa Real, con todos quantos derechos Nos i habemos, con entradas é con salidas; salvo ende moneda forera, et que, la hayades vos, é la Orden daqui adelante para siempre jamas, é que fagades como de, lo vuestro, para vender, para empennar, é para facer de ello toda vuestra voluntad.....„ Dos años después a instancias repetidas de, la Orden. confirmaba D. Sancho esta donación. pero comprendiendo también á Alarcos. La preferencia que en to lo tiempo dieron los castellanos al señor¡o, realengo sobre el particular y la rivalidad ya existente entre la Orden y los de Villa Real hizo, que éstos resistieran á la orden de D. Sancho; favoreció su noble empresa la tenáz lucha entre padre e hijo empeñada y las gestiones que sus diputados hicieron, logrando merced a su constancia y es¡ esfuerzos repetidos, el verse libres de la dominación y señorío de los ambiciosos caballeros de Calatrava.

Semejante triunfo y victoria tan apetecida carne disputada no les hizo dormirse sobre sus laureles, sino que juntos todos los moradores de la Villa Real hacen confederación y pacto de no darse á hombre poderoso y permanecer siempre, fieles vasallos de los Reyes de Castilla y celebraron hermandad con los concejos de Extremadura y Toledo para mutuamente ayudarse en la defensa da sus fueros y privilegios. - 1290 ---

Esta fidelidad y amor a los Reyes con tanto valor sostenida fué siempre muy del agrado de listos, así es, que no le escasearon sus mercedes. El infante D. Federico no solamente renueva y pone en vigor el antiguo privilegio de Alfonso X, de poder extraer leñas y maderas del territorio de la Orden, sino que concede a Villa Real por el tiempo de diez años exención completa de toda pecho y tributo á la Corona,-- 1281--franquicia que por espacio de siete años había ya gozado en el reinado de Alfonso X. Confirma D. Juan I á sus vecinos en el goce del fuero real y privilegio de caballeros; D. Juan II en 1417 ratifica cuantas concesiones habían obtenido de sus predecesores; dan los Reyes Católicos á esta ciudad en 1504 las ordenanzas de Valladolid, y conociendo cuanto importaba su conservación, no sólo envían poderosos auxilios á sus vecinos, para sacudir el yugo del Maestre de Calatrava, sino que les conceden, que de muros adentro sean libres de pedido, moneda y martiniega; hallándose la Reina Isabel en Membrilla á 7 de julio de 1477 otorga exención de bagajes a los hijosdalgo, dueñas y doncellas de esta ciudad, y en 15 de Octubre de 1485, que estaba aquí, satisfizo por completo el memorial de peticiones que le presentó su concejo. Confirmó todos estos privilegios el Emperador en 1506, autorizando á sus vecinos para que pudieran usar daga y espada en 1521.

Dice Garibay, que el 1421 apoderándose el infante D. Enrique de la persona de D. Juan II, y logrando éste evadirse del Castillo de Montalbán, donde le tenía cercado, hizo un llamamiento á sus reinos acudiendo solícitas las 1 Hermandades de Castilla y en primer término la de Villa Real, por lo que el Rey otorgó á dicha villa el título de ciudad, ordenando, que de allí en adelante se llamase Ciudad-Real.

Apenas Villa Real se vió libre de las garras de la Orden de Calatrava, cuando hubo de defenderse contra una provisión real, que tendía á menoscabar su libertad y á sujetarle al yugo particular, que tanto odiaba D. Alfonso XI de Castilla concedió á D. Leonor Fernández, doncella de D. Leonor de Guzmán, el derecho de dar las varas á sus alcaldes ordinarios; preeminencia de que ya gozaban los comendadores en el Campo de Calatrava --1334-- Tuvo el buen acuerdo este concejo de escribir á la encumbrada dama manifestándole, ser aquel derecho contra los fueros de la villa, y respetuoso suplicaba, tuviese á bien interponer su poderosa influencia con el Monarca para conseguir su derogación; accedió gustosa y deferente, y Villa Real se vió libre de esta servidumbre.

D. Juan I, que se, había interesado por la suerte de León V, Rey de Armenia, preso por el Soldan de Babilonia, cuando llegó a Castilla para darle las gracias, además de obsequiarle con grandes fiestas en Segovia, donde se hallaba celebrando Cortes, le hizo donación de Villa Real por los días de su vida no sin empeñar su palabra real, que de allí en adelante no la daría á otro, sino que él conservaría en su Corona. --1353-- ¡Tan firmes y enérgicas serian la, representaciones de esta villa, que obligaron al Monarca castellano á alentar á sus vecinos con la esperanza, de que no habían de pasar otro señorío! Pero su hijo D. Enrique III no se creyó obligado á la promesa de su padre, y en 1396 hizo merced de esta villa á Dª. Beatriz, su madre, ordenando sí, que á la muerte de ésta no se volviera á enagenar. Tampoco se creyó obligado D. Juan II, su hijo, á respetar la forzada cláusula, al hacer las paces con su hijo D. Enrique y devolver la tranquilidad al reino hizo donación de esta villa á su mujer Dª. Blanca de Navarra; pero sus vecinos hubieron de manifestar sus fueros, y tan acertadamente diridieron sus pretensiones, que el Rey de Castilla no se contentó con revocar su donación, sino que confirmó además sus amados privilegios. --1442-- Poco tiempo duró á los vecinos de Ciudad-Real el gozo de verse libres de dominio extraño, pues condenada estaba su libertad e independencia á, padecer de tiempo en tiempo eclipses, que la habían de hacer para ellos más apetecida y estimada D. Enrique IV la dá en dote á su mujer Dª. Juana de Portugal en 1455: dejando esta señora como recuerdo de su señorío la torre del Alcázar, que mandó edificar en el sitio que ocupaban unas casas que había junto á él, las que adquirió a este objeto; --1473-- debiendo además á Dª. Juana los vecinos de Villa Real la exención de todo perdido y moneda forera.

La historia de Ciudad-Real en la Edad Media toda está como reconcentrada en la lucha porfiada y sangrienta con la Orden de Calatrava, que principió con la concesión de franquicias y privilegios de Alfonso X, la que se templó con la trascendental reforma que sufriera la Orden de Calatrava al ser incorporada á la Corona, pero cuyos vestigios duran aún hasta el reinado de Carlos III, defendiendo siempre esta ciudad las regalías que les concedieran los Reyes de Castilla. Enumerar todas las peripecias y lances de la continua lucha, hacer mención, siquiera fuera ligera, de los combates, atropellos y atentados contra las personas por una y otra parte beligerante realizados, dar cuenta de los pactos y concordias en los que Maestres, caballeros y concejo se prometían hoy buen trato, cordialidad mútua y respeto sincero de sus respectivos derechos, para quebrantarlos mañana confiando sólo en la fuerza de las armas, á la venganza y á la violencia su custodia y defensa; y referir, por último, los perdones generales que los Reyes de Castilla se vieron obligados á dar desde Alfonso XI hasta D. Juan II y los Reyes Católicos, para que á los vecinos de Villa Real y vasallos de la Orden no le fuesen mútuamente imputados los robos, muertes y toda clase de delitos cometidos al calor de la refriega y con el cebo siempre mortífero de la venganza, ocuparía muchas páginas, sin que de relato tan sombrío pudiera otra lección sacarse, sino es, cuánto unos y otros se apartaron del espíritu religioso y patriótico que animó á sus padres, aquéllos héroes de nuestra Reconquista que manejando al igual el arado v la espada pusieron el cimiento de nuestra libertad y riqueza. Nos detendremos, sin embargo, en sus rasgos más salientes, que aunque la sobriedad y concisión aquí se nos imponga, no nos es permitido el pasar por alto tres siglos, los más característica e interesantes de la historia de este pueblo.

La cansa esencial y primitiva de esta perpetua rivalidad está vinculada al pensamiento, que guió á nuestros Reyes, para fundar a Ciudad-Real y cuidar en todo tiempo de su mejoramiento; guerra que informa toda la Edad Media, puesto que, representa la aspiración constante de los Reyes en conservar su primacía en lucha continua con los nobles y ricos hombres, que tendían á mermar la autoridad real. Pero el motivo que dió origen á todas sus querellas, paladinamente lo expresa y determina Alfonso XI; “por cuanto, dice, vi cartas é privilegios del rey Don Alfonso mio abuelo é del rey Don Fernando mío padre.... en que mandava que el consejo de Villa Real que cortase leña verde, é seca, de los montes, veviesen las aguas, paciesen las yerbas son sus ganados, é agora la Reyna mi madre dijome que habia Maestre de Calatrava é sus frayles que non los dejan á los vecinos é moradores de Villa Real e su termino cortar leña de los montes.... ni traer el carbón.... ni el esparto, ni las otras casas que seas menester.... en esto dispassan contra las cartas e' los Privilegios, é los usos, é las costumbres que el Concejo de Villa Real ovieron con los otros maestres, ---13 de julio de 1329-- Careciendo Ciudad-Real de estas cosas necesarias para su existencia, siéndole reconocido, estos servicios por los Reyes en sus cartas y por los Maestres en sus repetidos convenios, al ser violados estos derechos por la Orden, faltaba a la justicia y conculcaba la fe jurada. Mas el pensamiento de destruir á Ciudad-Real fue en ella permanente, como este era el camino más seguro y expedito para conseguir su codiciado objeto, de aquí el que no cesara en su ocupación en prender á los leñadores, lanzar de sus dehesas a los ganados y prohibir el uso de sus molinos; reclamaba siempre el concejo de Villa Real, aunque sin resultado y enardecidos unos y otros en la defensa de sus intereses, guiados por la pasión y añejos rencores, lanzabanse a la lucha sangrienta, allegando al combate cuantos recursos hallaban a las manos y les prestaba el estado de la nación. Tanto influía la situación del reino en el proceder de los conténdientes, que fué ley invariable la que no faltaron jamás, el recurrir á las armas, cuando el desorden del gobierno y debilidad del Monarca les impedían ocuparse en otra cosa, que sostener su autoridad, y el pleitear en su curia cuando era ésta potente y robusta, para la defensa de sus derechos sostenía Villa Real una milicia permanente de cien jinetes y doscientos ballesteros, y reclamando esta fuerza el infante D. Felipe, tutor del Rey, en 1325, hubo de contentarse con un auxilio de dinero, por no dejar desamparada en la lucha empeñada con la orden de Calatrava autorizando este mismo Infante á Villa Real, para que ocupara el Castillo de Guadalerza, que pertenecía á sus contrarios.

El reinado de Fernando IV y menor edad de Alfonso XI fueron tan provechosos á Villa Real como perjudiciales á la Orden; pero el fuerte reinado que inició el último hizo cesar la lucha en el terreno de la fuerza, para llevarla al de la ley, y llamando á su tribunal las pruebas todas del proceso dictó su sentencia en 1329, ordenando en ella, que Villa Real devolviera á la Orden á Benavente, Alcolea, Picón, Sedano, Turrillo, Hernán Caballero, Peralbillo, La Celada, Fuente Porcuna, Robledo con todos sus términos y las ruedas ó aceñas del Espino, Cación, Batán el Nuevo, Pedro Sancho, Batanejo, Emperador, Salceda y Torrecilla, condenándole además al pago de 60.000 maravedis por los frutos que de los mismos había recibido. Al fin de cortar de raíz estas discordias dio varias providencias el Rey de Castilla, las que mencionaremos al tratar de Miguelturra; pero desgraciadamente no lograron calmar las excitadas pasiones de los dos bandos contendientes, contribuyendo á ello la Orden como siempre en primer termino, pues según nos refiere Rades de Andrada, su cronista más conspicuo, continuó en su fatal tarea de hacer mala vecindad á Villa Real, castigando con rigor inusitado á las que cogía cortando leña en sus dominios y haciéndole á sus vecinos, en las demás cosas el mayor mal que podía; vengáronse estos y terriblemente de tales demasías, admitiendo á los caballeros rebeldes D. Alonso de Mantilla, D. Juan Ramírez y D. Gonzalo de Mera, y acaudillados todos por don Juan Nuñez vencieran al Maestre en batalla campal y asolaron el vecino pueblo de Miguelturra.

El diligente cronista Rades de Andrada nos refiere el último ato de hostilidad armada de la Orden contra Ciudad-Real. “Elegido, nos dice, don Rodrigo Tellez de Girón Maestre de Calatrava en Villarrubia á los ocho años, administró el maestrazgo su tío D. Juan Pacheco, pero muerto este cuando aquel contaba solos 16 años de edad tomó las riendas del gobierno; al mismo tiempo que se declaraba fogoso partidario de Dª. Juana y hacía crecer las hondas divisiones de Castilla, declaró la guerra á Ciudad-Real como de la Corona. “Junto, en Almagro 300 de á cavallo con otros 2000 peones y fue contra esta ciudad con intento de tomarla para su orden. Decia pertenecerle por virtud de la donacion que el rey D. Sancho el Bravo havía hecho de aquel pueblo. Los de Ciudad-Real se pusieron en defensa por no salir de la Corona Real y sobre esto uvo guerra entre el Maestre y ellos, en la qual de ambas partes murieron muchos hombres. Finalmente el Maestre tomó la ciudad por fuerza de las armas como parece por la cronica de los Reyes Católicos, la tuvo muchos días y hizo cortar la cabeza á muchos hombres de ellos, porque habían dicho algunas palabras injuriosas contra el; y á otros de la gente pleveya hizo azotar con mordazas en las lenguas. Los de la ciudad se quexaron á los Reyes Católicos de los agravios y afrentas que los de la Orden de Calatrava les hazían; y dixeron como en aquella ciudad avia pocos vezinos, y ninguno dellos era rico ni poderoso para hazer cabeza del contra el Maestre: antes todos eran gente comun y pobre, por estar la ciudad cercada de pueblos de Calatrava y no tener términos ni aldeas. Los Reyes Católicos viendo que si el Maestre de Calatrava quedava con Ciudad-Real, podía más fácilmente acudir con su gente á juntarse: con la del Rey de Portugal, que ya avia entrado en Extremadura, enviaron contra el á D. Diego Fernandez de Cordova, Conde de Cabra, y á D. Rodrigo Manrique, Maestre de Santiago con mucha gente de guerra. Llegaron estos dos capitanes á Ciudad-Real donde el Maestre D. Rodrigo Tellez estava, y pelearon la gente de unos con la de otros á la entrada y por las calles, que no es pueblo de fortaleza, ni castillo, sino solamente cercado de una ruyn cerca. "Cotos pelearon valerosamente, y de ambas partes murieron muchos; mas como los dichos dos capitanes avían llevado mucha gente, y los de la ciudad eran con ellos, vencieron, y echaron fuera al Maestre con los suyos estuvieron allí los capitanes mucho tiempo haciendo guerra en las tierras de la Orden á fin de que el Maestre por defender las dexase de acudir al Rey de Portugal.

D. García López de Padilla en el siglo XIV y D. Rodrigo Téllez Girón en los últimos años del siguiente fueron los Maestres de Calatrava, que irás extremaron su odio a Ciudad-Real, jurando su ruina, la que estuvieron á punto de conseguir; porque circunscribiendo el primero su término á poco más de sus murallas, hacía imposible la vida de sus vecinos, y á durar más tan penosa situación se hubieran visto obligados á dejar desiertos sus hogares jurando el segundo su exterminio y haciendo sufrir la última pena por el más ligero motivo á los que no sucumbieron en la lucha y huir no pudieron; á no venir las tropas reales en su auxilio, esta ciudad en breve tiempo dejara de existir a manos de su implacable verdugo. La incorporación de los maestrazgos de las Ordenes Militares á la corona cortó de raíz estas violentas escenas teñidas con sangre; pero dejó aún por largo tiempo expedito y libre el camino al expediente y litigio, porque á más del espíritu de la época muy afecta á las batallas curiales, la Orden seguía aún animando con sus tendencia; guerreras al consejo y á los comendadores, señores territoriales de los pueblos del Campo de Calatrava. La lucha no manaba ya sangre, pero si causaba la ruina y empobrecimiento de los concejos, obligados á consumir todos sus recursos en las Audiencias.

La sentencia de Alfonso XI que incapacitaba á las personas y vasallos de la Orden para tener heredades y casas en Villa Real confirmada por los capítulos Generales, prohibiendo estos además á los caballeros y comendadores la residencia en esta villa, puestas también estas disposiciones en vigor por los Reyes Católicos, para impedir todo motivo que diera ocasión á renovar sus perpetuas discordias, no fueron bastante fuertes para ser obedecidas. Los caballeros siguieron viviendo en Villa Real a pesar de las Definiciones, aquí tenían sus casas y algunas propiedades, el Maestre poseia el AImojaraifazgo ó Alcaicería desde 1434 por permuta que hizo con D. Alvaro de Luna, al que fuera concedido por D. Juan II, las monjas de la Orden de Almagro el mesón de caballeros y el comendador de Las Casas y Fuente el Moral cobraba un cornado por cada panilla de aceite, que se vendía al por menor fuera de los dias de mercado franco.

Gozó, Ciudad-Real de los beneficios de una larga paz desde sus luchas con la Orden de Calatrava hasta la invasión francesa, señalando la historia de aquella funesta y asoladora guerra una de sus etapas funestas. Establecido aquí el conde de Cartaojal en el invierno de 1809 con 16000 infantes y 3.000 caballos acantonados en los pueblos circunvecinos, que constituían el Ejército de la Mancha, el 4 de Marzo avanzó por Guadalerzas hasta cerca de Consuegra pero viendo á este pueblo fuertemente ocupado por los franceses retrocedió por la Venta de Juan de Dios y Malagón repasando el Guadiana por Peralvillo perseguido de cerca por 6.000 infantes y 1500 caballos. Mandó avanzar la caballeros á sus antiguos acantonamientos y él permaneció en Ciudad-Real, hasta que el 26 cruzando los franceses el Guadiana, vinieron á sorprenderles logró rechazar al día siguiente las primeras avanzadas, pero acudiendo un verdadero ejército enemigo arroyó a la infantería española, ésta se pronunció en retirada, consiguiendo Cartaojal reunirla en el Moral. Así continuaron los nuestros por Valdepeñas y Santa Cruz, hasta guarecerse en su punto de apoyo Sierra Morena. Una semana después toda esta región quedó libre de enemigos y la junta, que se había retirado á Almodóvar, volvió á funcionar en esta ciudad.

REGIMEN Y GOBIERNO.-El régimen y gobierno de Villa Real se concedió á su concejo, compuesto como los demás de Castilla de sus alcaldes, regidores y demás oficiales; muy pronto vieron los primeros mermadas sus atribuciones por los Corregidores, que nombró aquí la Corona desde el siglo XIV, cuyo sueldo varió desde 24.000 maravedís, que les asignó Enrique III, hasta 400 ducados señalados por D. Juan II. No podía ser regidor ningún converso, ni caballero ó comendador de la Orden de Calatrava; á la creación de los regimientos perpetuos llegó á juntar este ayuntamiento diez y ocho, con más alférez mayor y teniente, los que asalariados todos con el corregidor de los fondos comunales constituían una carga insoportable. Varias veces decretaron los Reyes su extinción, especialmente en el siglo XVII, cuando la expulsión de los moriscos y públicas calamidades redujeron tanto y empobrecieron á esta ciudad; pero unas veces ellos mismos la quebrantaban y las más como su supresión había de ser por muerte eludían la ley, renunciando en favor de sus deudos, haciendo así inútil ley tan provechosa.

El principio de la contribución de millones en 1674 y al ser Ciudad-Real designada para residencia de la tesorería preparó el terreno para ser elegida capital, al crearse por los años 1691 la provincia de La Mancha, bajo el mando de un intendente, el que asumió también el corregimiento, habiendo de prestar fianzas al tomar posesión de su cargo. El nombramiento del conde de Valparaiso de ministro de Fernando VI hizo, que interesándose por la prosperidad de Almagro trasladara el Rey la capitalidad á aquella importante villa en 1750. Ciudad-Real no cejó ni un solo momento en sus instancias por recobrarla, no lográndolo hasta la muerte del Rey y elevación de Carlos III al trono de España, el que en su cédula dada en el Pardo á 28 de Febrero de 1761 dice: “Visto lo informado por el Consejo de Hacienda. Sala de Millones y lo representado en contra por Almagro vine en que se pasase á Ciudad-Real la Intendencia con las oficinas correspondientes de Rentas desde primero de enero de este presente año agregándose al Intendente el corregimiento, y nombrando Gobernador para Almagro. En el aciago periodo de la guerra de los franceses tuvo también aquí su asiento la junta suprema de defensa de la provincia, compuesta de dos individuos presididos por el Corregidor.

Esta provincia de La Mancha ni conservó siempre este nombre. ni la misma demarcación pues en los años sucesivos sufrió importantes modificaciones con la nueva división territorial de España, esta provincia tomo el nombre de Departamento de los Ojos del Guadiana, cuya nomenclatura varió igualmente José Bonaparte por el de Prefectura de Ciudad-Real, hasta que por las Cortes de 1822 se hizo una nueva división quedando constituida la provincia de Ciudad-Real casi en la forma actual, puesto que, en la nueva demarcación de 1846 solo perdió algunos pueblos al N. E. y E. adquiriendo en cambio los de los Montes de Toledo.

Conserva esta ciudad una provisión de Alfonso XI del año 1325 en la que ordena á su concejo nombrara sus Procuradores para las Cortes, que se habían de celebrar en Valladolid con motivo de entrar en su mayor edad y según lo dispuesto por sus tíos D. Felipe y D. Juan; pero gozaba ya de este fuero, en cuanto que, el Procurador de Villa Real firma la carta de Hermandad, que en las cortes de Burgos de 1315 hicieron los caballeros, hijosdalgos y procuradores de los concejos de los reinos para defenderse de los daños que les hacían los tutores, la reina Dª. Maria y los infantes Don Juan y D. Pedro: asistió también a las Cortes de Alcalá de 1348 y en las de Madrid de 1391 también firma el Procurador de esta villa entre los cuarenta y nueva que á ellas asistieron. Flaqueando ya esta institución en los tiempos posteriores, muchas ciudades perdieron su voto, conservándole únicamente las cabezas del reino ú provincias, y aun en las de Valladolid de 1506 lo reclamó Ciudad-Real con otras ciudades, pera se desestimó su pretensión porque "se recrecería grand agravio á las cibdades que tienen voto, y del acrescentamiento se seguiría confusión. Entre las leyes de que se compone el Ordenamiento de Alcalá existen diez y seis que Alfonso XI hizo en Villa Real en 1346.

MILICIAS.--Ciudad-Real tuvo siempre su milicia permanente para hacerse respetar de la Orden y ayudar al Rey, cuando éste reclamaba su auxilio; cien ginetes de la clase de los caballeros y doscientos peones armado, de ballesta la constituyeron en los siglos XIII y XIV, y este numero con escasa variación continuó en los siglos siguientes. Desde el cerco de Mula, en que obligaron a levantar al Rey de Aragón por orden de Fernando IV, hasta la guerra de las Comunidades y de Cataluña no hay apénas hecho de armas en España para el que no solicitaran los Reyes su ayuda.

AUDIENCIA.--Por cédula dada en Madrid á 30 de Octubre de 1494 los Católicos establecían una Audiencia en esta ciudad, para que los vecinos é moradores de los que viven en las ciudades é villas é lugares de Andalucía é del reyno de Granada é otros lugares allende Tajo no tanto trabajo en venir con sus Pleytos é causas a la nuestra corte é Chancillería, que esta, é reside en la villa de Valladolid--- Al presidente y oidores había de aposentar la ciudad por un alto y proporcionar buen edificio donde se juntaren; fue aquél el obispo de Segovia y mientras aquí residía se le concedió el privilegio de nombrar los alcaldes ordinario. La conquista de Granada y el engrandecimiento que le dieron los Reyes, les movió trasladarla prontamente, no sin que la ciudad demostrara, aunque en representaciones respetuosas, su sentimiento --1505---

INQUISICION.-- Los Reyes Católicos establecieron este tribunal en esta ciudad en Abril de 1483; permaneciendo aquí solos dos años, trasladándola a Toledo. Fueron los jueces Pedro Díaz de la Costana, canónigo de Burgos y Francisco Sánchez de la Fuente, de la iglesia de Zamora, y comprendía su jurisdicción Cibdad Real é su tierra é en todo el Campo de Calatrava é Arzobispado de Toledo. D. Luís de Páramo citado por el R. P. Fita nos dice, que condenó á la hoguera á 52 herejes, porque no contentos con profesar el error arrastraron á otros y á 220 ausentes; siendo reconciliados 183 por la abjuración que hicieron de su herejía. El mencionado padre de la Compañía nos da la relación de 279 procesos existentes en el archivo general de Alcalá de Henares y copia íntegros algunos de ellos. Algún escritor, dice el S. Ramírez de Arellano, ha afirmado que un resto de fachada que se conserva en la casa número 4 de la calle del Lirio perteneció al edificio donde en el siglo XV estuvo el Tribunal de la Inquisición; pero esta es una hipótesis destituida por completo de fundamento, en cuanto que, el edificio todo, excepto la portada, es del presente siglo.

JUDIOS Y MOROS.-- Apenas Alfonso X concedió a Villa Real los fueros y privilegios que en pocos años habían de hacer de la miserable aldea Pozuelo de D. Gil la más culta y populosa villa de La Mancha, cuando los judíos, que abundaban en esta región, se apresuraron á fijarse en ella atraídos como siempre por el cebo de la ganancia que les ofrecía una población naciente y llena por lo tanto de necesidades; pero el Rey Sabio, aleccionado por la experiencia, prohibióles ya adquirir aquí heredades y bienes de ningún género, no considerando su estancia ni útil ni provechosa para el fomento de la villa, ni favorable á su prosperidad. Les impidió también y prohibió bajo severas penas, que ejercitaran la usura con sus vecinos; pero esto equivalía á su expulsión, y expertos en eludir la ley, paliaron fácilmente el medio de dejarla sin cumplimiento.

En 1292 D. Sancho ordenó a este concejo no permitiera á los judíos que habitaban en esta villa llevaran en sus prestamos á los cristianos más del tres por ciento. renovando lo dispuesto por su padre a no serles permitido adquirir propiedad en su término. Pero esta ocupación lleva siempre aneja la odiosidad del pueblo, que nunca deja de ver en los que la ejercitan sus mas crueles tiranos, así no es de extrañar, que los vecinos de Villa Real, en armonía con todos los castellanos, vieran con malos ojos á esta raza que no tardaron en manifestar públicamente su enemistad por alguna agresión entra ella, lo dice claramente: el que Doña Maria de Molina en 1298 se vió obligada á severamente apercibirle de que guardaran a los judios las consideraciones acordadas y establecidas en las Ordenanzas.

Pero como la causa del mal, que era las demasías y rigor con que ellos hacían efectivos sus créditos, no cesaba, tampoco desaparecía el odio y aversión que eran así es, que repercutiendo aqui la conspiración que contra ellos se tramó un todas las ciudades de Castilla, dieron sus vecinos tambien contra ellos el grito de muerte y extermino, y el saqueo de sus casas e incendio y el asesinato inundaron por algunos días á esta población. Los instigadores de aquel sangriento motín fueron severamente castigados, y para los demás concedió D. Juan II un perdón general—1449--

No dejó de contribuir en gran parte á exacerbar las iras del vecindario la asonada, no menos cruel y sangrienta, que provocaron los conversos en el año anterior. Eran éstos numerosos en esta ciudad; incapacitados por sus fueros de ejercer todo cargo concejil y público, mirados con prevención por aquellos de cuya religión habían desertado, por los cristianos por su origen y por las miras tal pez no muy puras de su conversión, formaban una sociedad aparte en situación violenta é irritante. En este estado sólo una chispa sería bastante á producir un gran incendio; así al primer grito de alarma, que diera uno de ellos, se armaron trescientos hombres, amenazando de muerte a los cristianos viejos y obligando á los alcaldes á huir para salvar sus vidas. El comendador de Almagro que huía ante el peligro pagó con la vida y al clavero de la Orden costóle no poco trabajo el librarse de no caer en sus manos. Tres días de torturas y de angustias indecibles pasó la ciudad bajo el dominio de aquellos sicarios, temiendo á cada instante, cada uno de sus vecinos ser la víctima de su crueldad; Hasta que, puesta, de acuerdo los comendadores y dignidades de la Orden de Calatrava con gente de guerra vinieron á esta ciudad, acometieron á los rebeldes, logrando hacer prisioneros á sus jefes, los que tras breve sumario pagaron en la picota su delito. D. Juan II ordenó hacer minuciosa y detenida información le aquellos sucesos considerando después como justos los castigos ejecutados

La Aljama de Villarreal contribuía en 1.290 con 26.486 mrs. siendo lo por lo tanto el número de judíos 593.

Los moros constituían un barrio al N.O. de la ciudad aumentándose con los moriscos de Granada de 1570. En su expulsión en 1613 salieron 5.000 de ellos, como todos eran labradores, quedaron yermos los campos y la población reducida á gran estrechez y pobreza.

GOBIERNO ECLESIASTICO.-- La donación que Alfonso VII, el Emperador, hiciera de la mezquita mayor de Calatrava al arzobispo de Toledo, el que le puso en ella diez clerigos bajo la presidencia de un arcediano, dió origen a esta dignidad, que había de llevar con este mismo nombre en la Edad Media y con el de vicario en los tiempos modernos la representación de la jurisdicción ordinaria en el Campo de Calatrava. ¿Dónde fijó su residencia el arcediano de Calatrava después de la Reconquista definitiva de La Mancha y al objeto de ejercer la jurisdicción ordinaria, que sobre ella concedió Honorio III en 1216 al prelado de Toledo?. No es fácil ni aun el conjeturarlo con algún acierto. El Bulario de Calatrava nos dá razón de esta dignidad, pero no fija su residencia y hasta bien entrado el siglo XIV no se vislumbra tener su asiento el arcediano en esta ciudad.

Tenia el arcediano la primera silla en el coro de las iglesias de la ciudad, aunque no gozaba de la presidencia del cabildo eclesiástico de la misma, que por sus constituciones correspondía al abad. Cesó esta dignidad en los últimos años del siglo XVI, y en 1662 hallamos que Alejandro VII concedió á D. Frutos de Patón de Ayala el arciprestazgo de Calatrava, nueva dignidad que venía á sustituir á aquella en todos sus derechos y preeminencias, cuyas rentas había el agraciado de gozar, sin ser obligado á la residencia. Tomó este posesión de su cargo en la iglesia parroquial de la Virgen del Prado y en la de Poblete, llevando anejo el cura de esta ultima el carácter de teniente de arcipreste, el que conservó hasta nuestros días. A la muerte de éste los Papas agregaron el arciprestazgo de Calatrava al convento de S. Lorenzo del Escorial, en su virtud su prior presentaba al cura de Poblete y extendía su jurisdicción á las aldeas comprendidas en la parte del mediodía de su término, tirando la línea recta de O. a P., que trazan hoy las carreteras de Carrión y Piedrabuena.

Aún mayor oscuridad nos rodea al querer fijar el tiempo de la creación de esta vicaría, pues aunque este cargo suena por vez primera en el concilio de Valladolid de 1323 no tomó carta de naturaleza en el Campo de Calatrava hasta mucho tiempo después probablemente cuando el Emperador ordenaba la creación de partidos y nombramiento de vicarios en el territorio de Calatrava, siendo el documento más antiguo, que del de esta ciudad tenemos, una provision del dicho Carlos I, en la que ordena al gobernador eclesiástico de Toledo ponga en Ciudad-Real vicario docto, de fuera de la Orden de Calatrava

PARROQUIA DE SANTIAGO.—El templo más antiguo de Ciudad-Real, dice el Sr. Ramírez de Arellano, es el de Santiago, contemporáneo de la creación de Villarreal por D. Alfonso el Sabio. Desde su primitiva fundación tenia la iglesia tres naves con sus ábsides terminando en bóvedas radiadas, apoyándose los nervios de los rincones en medias columna, que partían del pavimento y los intermedios en medias columnas que arrancaban del muro en ménsulas muy curiosas, representando medias figuras humanas, todo hoy casi borrado a tuerza de las capas de cal y pintura que se han ido acumulando sobre las labores. De ha construcción antigua no quedan sino los ábsides y el presbiterio. Su torre, también en sus orígenes de últimos del siglo XIII, ha sufrido grandes transformaciones.

SANTA MARIA DE LA BANCA.- Se halla esta santa imagen en tosca silla sentada y adorna su cabeza blonda cabellera; aunque su rostro ostenta escasa corrección en los detalles, no está exento de expresión, ni deja de manifestar noble y santa sencillez concepto sublime del candor é inocencia. Viste túnica a la romana y ancho y aplastado manto de rectos y escasos pliegues, enriquecido con recamada orla, todo él notablemente dorado. Tiene el Niño unido al pecho izquierdo, (le ejecución correcta éste, graciosa y rebosando tierna y candorosa expresión; bendice con su mano derecha la manzana, que en otro tiempo le mostraba la Madre, figura y símbolo del pecado original, el que bendiciendo perdonaba y redimía, y en la derecha mano tenía el testo ó libro de la ley abierto ó cerrado. Al restaurarla, se la despojó ríe ese hermoso emblema y bellísimo atributo, sustituyéndote con una mano descomunal, que hasta por ser extraña a la imagen sale rompiendo el manto y con vuelo desproporcionado, pero bastante, para que pudiera manifestarse al través del moderno ropaje; creación funesta, pero muy propia de una época que corrompió el gusto y adulteró la historia.

En 1147 Alfonso VII, el Emperador, que ya en anteriores lides había conseguido mermar el poder musulmán con repetidas victorias y valíosas conquistas, se pone sobre Calatrava, que estrecha y acomete sin descanso, cayendo al fin en su poder, no sin que sus defensores dén gallardas muestras de su bravura. El piadoso Morarca castellano nombra su alcaide, el que ya ostenta el honroso título de Príncipe de la milicia de Toledo, para que custodie y guarde tan robusta fortaleza, y por carta expedida en Salamanca á 13 de Febrero de aquel mismo año hace donación de su mezquita mayor "á Raymundo Arzobispo de Toledo..... para que como hasta aquí fué Mezquita de Moros, la hagais Casa de Dios é Iglesia de Fieles, haciendo que diez clérigos permanezcan allí para su servicio.„ Consagró el prelado toledano la mezquita mayor de Calatrava en honor de la Virgen Santa María. Allí servían y honraban los clérigos á la Madre de Dios con piadoso y permanente culto, mientras que la vecina fortaleza abrigaba a los templarios y veía nacer dentro de sus muros a la poderosa Orden, que había de ser por muchos siglos la dueña y señora de La Mancha.

Pero Dios nuestro Señor, que no permite gozar del triunfo sino tras grandes pruebas, tenía reservado un grande infortunio á la piadosa fundación del Rey de Castilla, largos días de luto á la Orden de Calatrava y hondo temor y espanto á las armas cristianas. El Emperador de los Almohades vence y derrota en Alárcos á Alfonso VIII, teniendo éste que fiar á la huida su salvación, vencedores y vencidos entran en Calatrava en confuso tropel, sin darse cuenta los primeros del alcance de su triunfo, ni apreciar los últimos, como tras sus fuertes torres podían aún hacer pagar al musulmán su victoria. Sucumben al hierro agareno cuantos se acogen en la fortaleza y en la villa, encendían ésta y la destruyen para siempre. Diez y siete años después de esta catástrofe se vé ondear el estandarte de la cruz sobre las más altas torres de la fortaleza; pero el templo mayor de la villa dedicado á la Virgen María, como sus casas y edificios son un montón de ruinas, sin que los privilegios y fueros concedidos a sus moradores por Alfonso VIII sean bastante poderosos a despertarla de su mortal letargo.

El 1212 el Maestre D. Rodrigo Garcés vuelve el Convento a Calatrava; cercana á la muralla que mira á la arruinada villa habilitó su iglesia, la que dedicó a Santa Maria de la Blanca, erigiendo allí en modesto nicho, que aún permanece, a la devota imagen destinada á guardar aquellas ruinas, que hizo venerables S. Raimundo de Fitero y la sangre de tantos mártires allí vertida. Una vez que en su recinto dejó de oirse el toque de campana que llamaba a los frailes al templo, ó los apercioía para el combate, luego que la Orden varió de residencia y llevó tras de sí todo el ruido, que acompaña al las grandezas humanas, Santa María de la Blanca quedó solitaria en su modesta iglesia santificando aquel lugar, custodiando tan sagradas ruinas, recibiendo en cambio los sencillos y fervorosos homenajes de los pastores y labriegos, que cruzaban aquellos solitarios campos y del piadoso pueblo de Ciudad-Real que acudía a sus plantas en los días de aflicción y de amargura.

¡Misterioso destino de las obras del hombre!; nacen para morir y, únicamente alcalzan la inmortalidad, cuando se cobijan bajo la sombra augusta de la religión. La acción destructora del tiempo y la despiadada mano del hombre van minando v destruyendo á paso de gigante aquella fortaleza que parecía destinada a luchar con los siglos y a vencerlos; pero si aún son mirados sus restos con respeto y amor, lo deben, á que los pueblos comarcanos veneraron siempre allí á la Madre de Dios, ayer á Santa Maria de la Banca, cuyo patronato adquiere, Villa Real y estima como una de sus más preciadas riquezas, y hoy a Ntra. Sra. de la Encarnación á la que el vecino pueblo de Carrión tributa culto fervoroso y espléndido y profesa ardiente amor. ¿Cómo Ciudad-Real adquirió sus derechos y jurisdicción sobre la ermita de Santa María de la Blanca en territorio de la Orden y en término de Carrión situada.

Tenemos a la vista un testimonio de Gaspar Fernando de la Cueva de la Visita de este santuario sacado de la Audiencia arzobispal de Toledo en 1773, en que se hace la historia de este santuario de una manera tan torpe y con un desconocimiento tal de los hechos, que desde luego denuncian la tosca hilaza de su inventor. Según costumbre de aquel tiempo se atribuye el origen de su culto al hallazgo o que tuvieron un padre y un hijo que pastoreaban por aquellos contornos. Sorprendidos vinieron á Ciudad-Real á dar cuenta al Presidente y o¡dores de esta Chancilleria y en el acto la clerecía partió á Calatrava, recogiendo la imagen y trasladándola con gran aparato á la parroquia de Santiago. Corriendo el tiempo D. Gabriel López Padilla, Maestre de Calatrava, hizo donación de los Palacios de los Reyes meros antiguos adentro, desde los morros de ellos hasta el rió Guadiana á Ciudad-Real á 10 de Abril de 1481, esta ciudad levantó la ermita y casa del santero, después su devota cofradía, fijando su fiesta en la Cruz de Mayo, día de su aparecimiento, que más tarde se trasladó á la Pascua del Espíritu Santo.

No es necesario gran esfuerzo para destruir tan burda historia. La Chancillería no fué establecida en Ciudad-Real hasta el año 1494, en 1487 era Maestre de Calatrava D. Rodrigo Téllez Girón, D. García no le sucedió en la dignidad suprema de la Orden hasta el año siguiente y los palacio, de los moros existían sólo en la imaginación del autor, en cuanto se ha de pensar que las construcciones musulmanas que hallaron Templarios y Calatravos á su instalación en la fortaleza las modificarian notablemente para adaptarlas á su nuevo destino.

En él siglo XVI decía el concejo de Ciudad-Real deber la posesión de este santuario á un privilegio antiguo concedido por la Orden, conservando ésta siempre su jurisdicción; así los visitadores desde Santa María de los Mártires pasaban á esta ermita y establecían sus mandatos. Desde tiempo inmemorial y hasta los últimos años del siglo XVII en las sequías y demas calamidades la ciudad recurría únicamente á Ntra. Sra. de la Blanca, la cual su ayuntamiento en concepto de patrono ordenaba conducir á la parroquia de Santiago, donde se la hacían fervorosas rogativas; pero en el siguiente siglo disminuyó tanto su culto y devoción á la par que el de la Virgen riel prado alcanzaba su mayor esplendor, que la cofradía se disolvió, la ciudad sólo recurría á su intercesión en contadísimas y muy apuradas situaciones, por lo que su culto se abandonó y la ermita amenazaba ruina inminente.

En estas circunstancias el párroco de Santiago con la sola autorización del vicario y sin contar con el ayuntamiento trasladó la imagen á su iglesia, colocándola en el camarín del altar mayor-1774-. Despertó la ciudad de su letargo al ver desconocido su antiguo patronato y determinó reparar la ermita, no permitiendo trasladar la imagen hasta tanto que sus derechos no fuesen solemnemente reconocidos. Trascurrieron así catorce años hasta que D. Sebastián de Almenara representó al ayuntamiento, que estando arruinada la ermita de Santa María de la Blanca, los vecinos de Carrión entraban en ella sus ganados, se habían llevado sus puertas y ventanas y pedía se le concediesen los materiales, que aún restaban, á lo que accedió el ayuntamiento-1778-con la condición de emplear su importe junto con los bienes y rentas que aún quedaban en una capilla en la dicha iglesia, nombrando dos regidores para que en unión del Sr. Almenara procedieran a su ejecución, como lo practicaron al año siguiente.

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