Calle Cuchilleria, dedicada a Carlos Vazquez

COMERCIOS Y TIENDAS DE CIUDAD REAL EN LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XX

CALLE CUCHILLERIA, DEDICADA A CARLOS VAZQUEZ

Vamos a recordar, con el mayor detalle, el comercio existente en la calle Cuchillería, después Carlos Vázquez, ilustre pintor ciudarrealeño, que nació en esta calle, que ahora ha vuelto a llamarse Cuchillería, con el adimento de "Dedicada a Carlos Vázquez". El primitivo nombre de la calle es evidente que le sobrevino de la circunstancia de existir en ella varios locales dedicados al artesano de la cuchillería y a su reparación y afilado, establecimientos que poco a poco fueron desapareciendo, pero de los que aún se recuerda alguno como el de los bajos de la casa número 7, que correspondía al inmueble en el que no hace tantos años tuvieron su lugar los Almacenes Ventosa, de calzados, y las Cristalerías Yago.

En el número 1 de la Calle Arcos, había existido el comercio de Salvador Mur, y que daba vuelta a la calle de Cuchillería. Seguía luego la antigua droguería de Toral, al que se recuerda con su bata gris, tan del uso en aquellos tiempos, despachando en su mostrador de madera forrado de zinc los artículos normales de limpieza, pues por entonces no existían los modernos detergentes envasados y era corriente la venta de los diversos artículos a granel, pesándolos sobre el papel de estraza. A la antigua droguería Toral la sustituyó otro establecimiento del mismo ramo, "El Globo", de la familia Vizcaíno.

En el número 4 la ferretería y cacharrería Peinado, a la que sucedió una representación de automóviles de marcas americanas, la General Motors, que fabricaba los "Chevrolet" y "Odsmobile" y a cuyo frente se hallaba don José Gómez Manjón. Después, en el mismo local, estuvo muchos años la Casa Uralita, con artículos propios de su fabricación, especialmente techados y tuberías, y posteriormente volvió a ser utilizado por otra marca de motorismo, nada menos que la famosa "Ferrari", y también estuvo en el mismo local, varios años, la Camisería "JAS".

En el número 6, cuyo edificio aún se conserva con las mismas características que casi a principios de siglo, con algunos reformas en la fachada comercial, estuvo una de la más importantes firmas de Ciudad Real: la casa Enrique Morales, dedicada a Banca y tejidos, negocio que luego sus hijos y ahora sus nietos, transformaron en delegaciones de maquinaria agrícola de conocidas marcas, repuestos de automóviles y cubiertas en general, lubricantes } una de las más famosas marcas de radio, televisión, etc.

El Juzgado Municipal estuvo en la primera década del siglo en el inmueble número 8, que poco después se construyó de nueva planta para hotel, que aún subsiste, y en el año 1911 se estableció como hotelero don José Richard, con el nombre de Gran Hotel. Todavía se recuerdan algunos banquetes servidos en los años treinta, uno de ellos en honor del que fuera ministro, don Cirilo del Río, ofrecido por sus muchos amigos y correligionarios, en el que el menú se componía de cuatro platos fuertes, entre ellos merluza y pollo, pero estos últimos no de granja, sino rebuscados por los pueblos de alrededor. Al finalizar la guerra civil se cambió el nombre al hotel y pasó a llamarse "España" y más tarde, al cambiar de empresa, se le denominó "Hotel Alfonso el Sabio", que conserva en la actualidad con la categoría de hostal.

En el número 10, donde hoy se hallan los Almacenes Caballo, importante establecimiento de vinos y bebidas de todas clases, hubo por los años veinte una casa de venta de muebles, al que popularmente se llamaba de "La regatera ', que es posible llegase hasta la esquina, donde hoy existe una tintorería. En ese mismo local se estableció un conocido dependiente mayor de comestibles, que estuvo muchos años como tal en otro establecimiento de la hoy Plaza Mayor: Ramón Serrano, que al marchar luego el número 5 de la calle de Toledo, dio paso a Almacenes Domingo, de tejidos. También inmediato y hasta los años cincuenta, hubo un despacho de aceite.

Pasando a la otra acera, la de los impares, en el número 1 se hallaba la sastrería Luis Sánchez. Dicho local lo ocupó luego la farmacia del licenciado Manuel García de Mirasierra y después, hasta no hace muchos años, la de don Basiano Salcedo. En el mismo inmueble y en el local que han ocupado los Calzados Agudo hasta la demolición de aquél, estuvo casi a principios de siglo la farmacia de don Ceferino Sauco Díez, que fue alcalde de Ciudad Real desde el 1 de enero de 1912 hasta la misma fecha de 1914, y al que un Ayuntamiento posterior dedicó la calle de la Mata, que más tarde volvió a su nombre primitivo. A esta farmacia de Sauco Diez siguió la del licenciado Creus, más tarde la Redacción de un periódico de aquella época, nos han asegurado que "El Labriego", luego un comercio de "Todo a 95", en el que además había artículos aún más económicos; posteriormente la Optica Zanitore de Loeches y por último el Bar León, propiedad de los hermanos Francisco, Sandalio y Antonio León, y donde por 15 céntimos se podía tomar en el mostrador un vermut pequeño auténtico de Italia, acompañado de una almeja o un boquerón como aperitivo.

Venia después un puerta falsa o de labor, que daba acceso al gran patio de la casa del conde la Cañada, en la calle de la Paloma, que como se recordará años más tarde se destinó a cuartel de la Comandancia de la Guardia Civil y posteriormente albergó a la Pensión Villarreal. A continuación de esa puerta de labor -todo ello y el edificio anterior ocupado ahora por la galería comercial "Nuevo Centro” se hallaba la antigua hojalatería de Rufino Fernández. Allí se instaló luego un veterano camarero del Bar León, Trinidad Ramirez, con el nombre de Bar Trino, que tiraba la cerveza como nadie y tenia como obsesión -bendita obsesión- la limpieza del local y de la cristalería, contando siempre con excelentes aperitivos. Como más recientes, se recordará que lo sucedido en el negocio su hijo Ramón, ya desaparecido, hasta su traslado a la avenida del Rey Santo, cuando esta nueva vía se comercializó. Al traspasar el antiguo Trini, se estableció la Cafetería Sancho, que contó con mucha clientela joven, hasta su desparición por venta del inmueble.

En la casa donde naciera el ilustre pintor ciudarrealeño Carlos Vázquez -ya derribada y actualmente paralizada la construcción del nuevo edificio- tuvo su primer establecimiento José Ruiz Sánchez, conocido por Pepe el sastre, al que ya nos hemos referido en las notas sobre la calle del General Aguilera, hombre afable y gran amante de Ciudad Real, que ocupó cargos municipales destacados y fue presidente de la Cámara de Comercio. Después se instaló allí Antonio Ruiz "El Florista" y más tarde una barbería.

En el número 7 hubo varios establecimientos y pequeñas industrias: estuvieron la relojería de Rogelio, Contado el guarnicionero, la sastrería Galán, la hojalatería, la tienda de Terrón, antigua de Peinado, una casa de reparación de máquinas de escribir de Juan Pedro, varias barberías (don Franco, Isidro Prado y Alcázar) y uno de los maestros cuchilleros que en principio dieron nombre a la calle. Durante los años y antes de procederse al derribo del inmueble, estuvieron en esa altura de la acera de los impares, el Club de Cazadores, los Calzados Ventosa, que después se trasladaron a la calle de la Paloma, así como otro establecimiento especializado en cerámica. En el número 9, estuvieron la tapicería Bolaños, la Farmacia Sardá, la Imprenta Vivar y Casa Radioga, especializada en todo lo relativo a la radio.